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eficazmente el tono sentimental de la cita popular de la
cual emana (ej. 1).
[Ej. 1:
cc.285-292]
La coincidencia icónica entre la melodía citada y el familiar
"lero, lero", así como su indexación cultural a un sentido de
"burla", [7] no dejan
lugar a duda sobre el ethos irónico implícito en esta apropiación.
Pero son muchas más las retóricas que refuerzan esta
interpretación.
2. El pastiche simulado
2.1 Desautomatización [8] como estrategia de
alienación. Janitizio, cuyo título promete el retrato musical
de un paisaje unívoco (el que se asocia con la cultura popular
de la homónima isla en el centro del lago de Pátzcuaro),
asemeja más bien una colección de paisajes distintos agrupados como álbum de
"tarjetas postales" musicales: páginas arrancadas de muchas y muy
distintas partituras populares, pegadas una tras otra al azar a
manera de un pastiche michoacano. Lo que
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escuchamos
parece más bien una especie de enciclopedia de estereotipos de
mexicanidad, que podría leerse también, si se quiere, de atrás para
adelante. Un pastiche es una copia reverencial, y por eso las
melodías que lo constituyen debieran ligarse entre sí de la
manera orgánica, con transiciones sutiles que pasan desapercibidas. [9] Pero entre casi
todos los temas (o trozos de temas) que pueblan Janitzio no hay
transiciones graduales y discretas, sino más bien lo que parece la
caricatura de una transición: un puente abrupto, obvio, mecánico y
nada sutil. [10]
Una especie de "escala-escalera" enlaza un tema con el
siguiente, sin rememorar el transcurrido y entrelazarlo con el
ámbito expresivo del subsecuente. Así, la transición se desautomatiza y cobra
"visibilidad auditiva". Se convierte, de hecho, en una
no-transición, en separación (ej. 2). [11]
[Ej. 2: cc.
1-29]
La promesa del pastiche michoacano es desarticulada por
las continuas no-transiciones entre un "cuadro expresivo" y otro. |
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