|
fortissimo y en un
registro extremadamente agudo. Además rompe la expectativa tonal con
una figura de acompañamiento armónicamente "corrupta": los acordes
politonales que introduce son harto disonantes y así, incongruentes
con la armonía de los acompañamientos convencionales que
prescribe la tradición para la música de banda que escuchamos al
inicio (ver ej. 7, cc. 14-17).
Un público sensible a las estrategias
del humor revueltiano [19] advertirá que el patriótico y festivo lema
musical expuesto está siendo des-solemnizado. A partir de
esta ironización, apenas a unos cuantos compases de iniciada la obra, la fanfarria
popular se revela como parodia y el tópico de la fanfarria como su
blanco.
4. Sátira pastoril y subversión del Grand
Finale: ironización de la retórica formal.
El antes mencionado
desmoronamiento de lo que prometía ser un agradable pastiche
musical michoacano, es atajado por un apacible pastoral: el segundo
movimiento, Lento espressivo
|
|
(ma sostenuto e
cantabile), cuya diatonía diáfana, coherencia de texturas melódicas y
narrativa romántica conceden un respiro al espectador nacionalista.
Pero cuando aquél, recuperada su sensación de "identidad nacional",
se ha abandonado a las sonoridades de un México sentimental,
es sacudido de nuevo por la ruptura: el tambor redobla amenazante,
las trompetas "gritan" en fortissimo un motivo construido con
base en una escala por tonos enteros que reta la amable diatonía
convencional; a este motivo se agregan a su vez los cornos y
trombones con una colección libre, seleccionada con la intención evidente
de hacer aún más áspero el motivo de las trompetas (ej. 8). [20]
[Ej. 8: cc.
205-217 ]
El remanso de tranquilidad campirana se revela como
una ensoñación engañosa cuando Revueltas se burla de la credulidad de su
público nacionalista con el golpe metálico de trompetas y trombones, y
recupera de este modo el ánimo burlón de la parodia. Del mismo modo
que los motivos "michoacanos" son la materia parodiada en la
inauguración del |
|