hacia el fondo, en un tercer plano, una abigarrada y
esquelética orquesta. Toda la portada es una danza macabra en
donde el público que sale por los palcos son unas calaveras
que aplauden rabiosamente, mientras en el extremo inferior de
la portada se ven dos calaveras del pueblo que, a diferencia
de todas las otras, están vestidas humildemente y dan la
espalda al concierto, pues son expulsadas de la sala por un
gendarme. En contraparte, irónico con los títulos
"socialistas" del concierto, se muestra un programa que dice
a la letra: "Hoy 'El Sol', corrido proletario, boleto 25
pesos". Si, como sabemos, el sueldo mínimo de un trabajador
en esos años iba de 50 centavos a un peso diario, es lógico
suponer que, aunque la propaganda dijera que Bellas Artes y
los espectáculos que allí se exhibían estaban "dedicados a
las masas populares, éstas no podían asistir, y de allí la
ácida crítica de la portada de Leopoldo Méndez. El contenido
de este número muestra las preocupaciones de los editores; se
señalan cuidadosamente dos acontecimientos: uno en México y
otro en Europa. La noticia más importante es la reseña del
desfile de organizaciones obreras reformistas, donde se pone
en evidencia el carácter manipulador de esta manifestación a