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amenazada. Cuando el gato se erige en aguafiestas, no queda más que
la memoria de aquellas placenteras sonoridades. La pieza se
plantea entonces como una batalla de absurdos: tan irrisoria resulta la
lógica melodiosa del inicio y de los subsecuentes temas utilizados
como melódicamente absurdos son los comentarios estridentes
con los que Revueltas perfila su obra. El renacuajo paseador
resulta ser, en efecto, una metáfora de lo absurdo, una narración
musical donde -si hemos creído en las bondades de las melodías
pegajosas y populacheras- debemos reírnos de nosotros mismos:
Revueltas -como buen demonio- nos acecha con un final tan inesperado como
genial donde, llegados al colmo de esa línea descendente en el
trombón que retrata con toda malicia el llanto de Mamá Rana, el
sentido lúdico de las estridencias se vuelve del todo evidente. El
acentuado contraste entre pasajes eminentemente tonales y otros que, sin
dejar de serlo, se fundan sobre una cierta complejidad armónica y
rítmica y en los cuales la noción de una tonalidad se vuelve mucho
más elusiva es entonces la faceta fundamental de la obra. A
falta de mejores adjetivos, bien puede llamarse a estos dos tipos de
escritura, festiva y estridentista. Grosso modo se
trata
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de conceptos opuestos: los pasajes festivos son tonales,
de ritmo regular y con un perfil melódico claramente discernible;
evocan a lo popular, suenan mexicanos; los estridentes, en
cambio, poseen ritmos irregulares o yuxtaposiciones rítmicas, no tienen
un perfil melódico discernible y son armónicamente mucho má
s complejos: tales características los hacen funcionar como inequívocas
áreas de tensión y en muchos casos también sirven como
prolongación armónica. Tal dicotomía, por lo demás, es planteada con
toda claridad por el autor desde el inicio. [Ej. 1: El
renacuajo paseador,
inicio]
Si a simple vista la pieza parece
haber sido concebida por Revueltas como una secuencia alterna de
pasajes festivos y estridentistas, el compositor planeó la
superposición de un tercer plano que es, propiamente dicho, el de
la narrativa. De tal suerte cada sección -estridentista o
abiertamente tonal- corresponde a determinadas escenas del cuento.
La correspondencia fue establecida en forma elocuente por
el propio autor quien en una y otra versión dejó múltiples anotaciones al
respecto. De tal suerte, el renacuajo paseará rodeado de
estridencias y sonoridades festivas y populacheras
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