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aquí con énfasis ejemplar y sólo hay que lamentar que este proceso
fue parcialmente sacrificado por Revueltas en la versión posterior
de 1936, cuando quitó la primera exposición del tema D. Por su
parte, la repetición del mismo tema hacia el final de obra corresponde
a un momento de resignación absoluta: Rin-rin -dice
Revueltas en sus apuntes- "llora sin remedio', y lo hace recordando la
música de la francachela y las cervezas, pero ahora sobre un Do pedal,
en modo menor y con una cadencia inesperada que genera mayor
tensión al desembocar en un acorde aumentado de Sol bemol,
antítesis brutal de aquel Sol mayor primigenio, diáfano y sencillo (ejemplo
3). Al igual que la reaparición de las cervezas, la efectividad y
contraste de ésta depende de una noción original que -repito-
inexplicablemente desapareció del inicio de la segunda escena en la
revisión para escena que hizo Revueltas en 1936.
[Ej. 2: El renacuajo paseador, cc 118 - 123. El fragmento
va acompañado por la indicación "Entra Ratoncito con
la cerveza".]
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[Ej. 3:
El renacuajo paseador, cc 180 - 186]
Dos cuestiones fundamentales respecto a los problemas de
la narrativa musical han sido trazadas por Jean Jacques Nattiez y por
Lawrence Kramer. Para el primero, la música es incapaz de distinguir
entre sujeto y predicado y, por lo tanto, es inadecuada para narrar
cualquier acción. El apunte sigue siendo válido, aunque resulta
inevitable escuchar las reapariciones de este famoso tema D como
predicados dramáticos: el renacuajo resiente los efectos de la cerveza
y al renacuajo lo persiguen los ecos de la fiesta en casa
de Doña Ratona. Habrá que conceder a Nattiez que la música no tiene
capacidad semiológica para unir sujeto y predicado, pero no habrá que
olvidar que la música es, en última instancia, un objeto intencional
situado más allá de las capacidades semiológicas inherentes del
discurso tonal y que, por tanto, Revueltas ofrece en este caso una
serie de elementos estupendos para darle sentido narrativo y
forma sonora a ese objeto. También a la luz de estas
reapariciones, encuentro difícil creer con Lawrence Kramer que la música no tiene la
capacidad inherente a la narrativa para generar
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