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los cines, y el Saenger entre las calles Joachim, Jackson
y Conti, era el principal recinto para el estreno de películas en la
ciudad, al cual se hizo referencia como "la más preeminente entre las
damas preeminentes". Tenía capacidad para 2 mil 700 asistentes y
estaba acondicionado con un sistema de control de temperatura Carrier
(con número de serie 2) "que calentaba, enfriaba y dehumidificaba
el aire para tener un clima ideal durante todo el año".[20]
El director de la
orquesta, Don Philippini, que era descrito como "un distinguido
director de fama nacional", había sido traído de Nueva Orleáns por la
Compañía Saenger.[21] Los programas de la orquesta incluían música popular del
momento, como Rose Marie Wabaly Walk y When Day is Done.
También programaban arreglos de clásicos ligeros y teatro
musical, entre ellos, selecciones de obras de Schubert, Weber, Boccherini,
y la obertura a El príncipe estudiante.[22] Revueltas hizo algunos arreglos
para el teatro. Le escribió a Chávez que había agregado su arreglo de
Rapsodia en azul para el repertorio del cine.[23] En agosto de 1928, comentaba
que había estado dirigiendo la orquesta -reducida a 15
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intérpretes— por "varios
meses". Pero nunca tuvo una mención pública como su director. Después del 10 de junio de
1928, los anuncios tan sólo anotaban la "Orquesta Saenger", sin mención a director alguno. Los
días de la orquesta estaban contados: el teatro se preparaba para instalar el nuevo sistema
Vitaphone para sincronizar el sonido con las películas mudas. Revueltas se dio cuenta de que
pronto estaría desempleado.[24]
El Vitaphone llegó el 24 de agosto y, para septiembre, ya no había ninguna mención de una
Orquesta Saenger en los medios impresos, los cuales, en su lugar, promovían de modo especial
su Movietone-Vitaphone. La película del 10 de octubre era Los amores de una actriz con Pola
Negri y daba información sobre la música (grabada en Vitaphone), la cual era interpretada a lo
largo de todo el filme por la Orquesta Sinfónica Paramount, compuesta de 75 elementos. Las
películas sonoras se habían apropiado de la industria del cine, desplazando a infinidad de
músicos de cine, incluyendo a Silvestre Revueltas. No toda la gente estuvo feliz con el efecto
que las cintas sonorizadas habían tenido en la industria
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