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indecente rancho. Ya el calor nos tenía de tal
manera agorzomados que no hacíamos más que vegetar como gusanos". En cambio, el frío
había despertado en él la idea de conjuntar una orquesta
sinfónica, lo cual lo puso en conflicto con los directores de los
principales teatros de la ciudad. Escribe: "la orquesta está formada y ya
hemos hecho tres ensayos, que han salido bien y que han dejado a mis
colaboradores, los músicos, bastante entusiasmados y contentos".[15] No eran para
nada raros los conciertos sinfónicos ejecutados por los músicos de
teatro, más allá de sus obligaciones habituales. Por ejemplo, el
Express había reportado (el 30 de enero de 1927) que la
Orquesta Sinfónica del Palace Theater, "con Don Felice dirigiendo una
orquesta ampliada", había tocado el tercer concierto de una serie, el
20 de enero, con selecciones de Wagner, Weber, Massenet y Strauss.
Podría suponerse entonces que un músico con la experiencia
de Revueltas pudiera hacer lo mismo. Sin embargo, sin ostentar un
"estatus oficial" como director, probablemente sería más difícil tener
éxito en una empresa así. Tenía esperanzas de lograr el apoyo de
funcionarios del gobierno local y de la Cámara de Comercio, pero
esperaba una gran oposición de los
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directores y las compañías de teatros. Además estaba exigiendo a
los teatros que le pagaran lo que se merecía o en caso contrario
no regresaría. Si fallaba, lo cual parecía prever, afirmó que
probablemente se mudaría a San Luis o a Chicago. En esa misma carta a su
familia, revela su afición al alcohol (les pide que le envíen "una
botellita de coñac"), pero reconoce la preocupación que podrían
tener ante esta confidencia.[16]
[Fig. 2 Teatro Texas, junto al río San Antonio,
cerca del puente de la calle Houston. (Cortesía del Instituto
de Culturas Texanas, San Antonio.)]
Apoyado por su continuo
estudio de los maestros europeos, su contacto con muestras del
avant-garde de México y llevado por el ímpetu de la composición,
escribió en San Antonio un septeto llamado Batik. Le
impresionó a Chávez, que a la sazón vivía en Nueva York, y compartió su
entusiasmo con Edgard Varèse. Esto llevó a que Revueltas fuera aceptado
en la Asociación Panamericana de Compositores, que fundaron
Varèse y Henry Cowell, dos de los líderes del avant-garde musical
en
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