|
las cadencias no emana del flujo musical, éstas suenan
como interrupciones musicales artificialmente añadidas en ciertos momentos de
la pieza (y en ocasiones esto es precisamente lo que el autor
intenta).
Resulta particularmente interesante observar la
estructura formal de la música comprendida entre los compases 12 al
23, así como la relación que guarda este pasaje con el comienzo y con
el final de la canción. Podemos percatarnos de que la sonoridad que
precede al último Sol de la pieza (ejemplo 3) aparece también en el
compás 12 y en el 21 (ejemplo 5), en la versión para ensamble de
cámara este acorde es también idéntico en timbre.
[Ej. 5]
Desde el
punto de vista de direccionalidad melódico-armónica, cuando
llegamos al compás 12 ya hemos escuchado con un énfasis especial el
vínculo entre Fa sostenido y Sol en los compases 6 y 7. Posteriormente ,
se escucha en el compás 12 el final de la primera frase
vocal,
|
|
la cual termina en un Sol bemol que, en este contexto, el oyente
podría identificar con el Fa sostenido que se ha oído apenas unos
compases antes como sensible del Sol. Sin embargo, el Sol no llega
sino al final de la segunda frase musical, en el compás 17. La
siguiente frase de cuatro compases gira alrededor de este mismo Sol y
termina precisamente con la reiteración de la sonoridad escuchada
en el compás 12 acompañando el Sol bemol. En ese momento el escucha
ya no tendrá problemas para identificar al Sol bemol de la voz en
el compás 12 como una especie de sensible que va al Sol del compás
17 (ejemplo 5), es decir, como idéntico al Fa sostenido del final
del compás 6 y principio del 7 (ejemplo 4). La ortografía del
acompañamiento reitera esta interpretación. Resulta también interesante
observar la simetría formal y no sólo local. Faltaría añadir que
la verticalidad que acompaña al Sol bemol del compás 12
aparece integrada dentro de la sonoridad final de la pieza
(ejemplo 3).
El tipo de relaciones básicas estudiadas en los ejemplos 2 al 5
dan a la obra unidad y sentido de movimiento. En música
|
|