Foro Virtual Silvestre Revueltas
   
 
 
  impresión   inicio  
 



proporcionó toda la información necesaria para
encontrarla.[66]

Gazagne pospuso su primer contacto con Rosaura por casi
cuatro años, pero cuando finalmente le escribió el 28 de
enero de 1946, fue mucho más allá de una mera presentación
como el maestro de piano de Silvestre en St. Edward,
afirmando que lo había conocido "íntimamente" mediante sus
"agradables horas juntos." Dicho esto, Gazagne se sorprendió
al enterarse de que Silvestre se había distinguido como
compositor, pues él lo recordaba como un "violinista de
concierto con inclinaciones por la composición." Más
adelante, en una carta fechada el 4 de marzo de 1946, Gazagne
le habló a Rosaura sobre sus experiencias con su hermano en
St. Edward's, que, en su apreciación, "mostraban al joven
como poseedor de todos los signos de un genio."[67]

Era de noche, en el cuarto piso de nuestro edificio
principal (ver Fig. 5), donde era menos probable que nos
perturbaran, como pasábamos nuestras horas más gratas. Todas
las luces solían estar apagadas, excepto por una débil luz de



 

piano apenas suficiente para ver las teclas del piano.
Entonces Silvestre solía ir al rincón más apartado del salón
y ahí, conmigo en el piano, de menos por dos horas, él
vaciaba toda su alma en emotivas interpretaciones de
Sarasate, Gounod, Kreisler, Bach, todos tocados de memoria, y
tocados como sólo un artista consumado podría tocarlos y como
sólo un poeta nato podría interpretar. Estoy seguro que
nunca, en ninguno de sus conciertos, ha superado aquellas
noches en que su alma se perdía en interpretación magistral.
Me siento muy orgulloso de haber sido el único partícipe de
esos apasionantes momentos.

En la escuela él nunca tuvo mucho dinero de bolsillo, de
hecho tenía muy poco. Pero cualquier dinero que tenía se lo
gastaba en música. En nuestro día de descanso, jueves, yo iba
a la ciudad y le traía la música que él quería; de este modo
se ahorraba el gasto del transporte a la ciudad. En la
universidad, Silvestre esperaba mi regreso. Se retiraba
inmediatamente a su cuarto, se lanzaba sobre la cama y
memorizaba la música que le traía. Justo después de orar por
las noches venía a mí y me decía en su inglés imperfecto:

 
Documento sin título
  Página  
Ir
Referencias   Notas   19