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producción de la ópera de Tello Due amori [26] en 1916.
Clarificar estos dos puntos requeriría mayor investigación,
pero, en general, basados en el tenor de la respuesta de
Silvestre, tal parece que la causa de la preocupación de su
padre probablemente se debió a malas experiencias previas con
patrones o colegas de integridad incuestionable.

De cualquier modo, la posición de Silvestre con la compañía
de ópera bajo la dirección de Tello no era un caso aislado;
otras cartas indican que era sólo uno de los muchos trabajos
que tuvo en la Ciudad de México mientras estuvo inscrito en
el conservatorio. De este modo, sin descontar enteramente la
angustia descrita a su madre el 5 de enero de 1916, sería
justo decir que Silvestre no estaba menos distraído por una
carrera activa como violinista particular en un centro
metropolitano que, a pesar de la revolución en curso, parece
haber ofrecido numerosas oportunidades para dar conciertos a
un músico con iniciativa. Dado el evidente interés de sus
padres por la educación formal de sus hijos, el trabajo por
cuenta propia de Silvestre no pudo haberlos complacido mucho,
especialmente si estaba afectando sus estudios. Aunque las



 

cartas a su familia no esconden los trabajos extracurriculares, los comentarios sobre éstos usualmente incluyen una justificación. En una carta a su madre del 11 de octubre de 1916, Silvestre le informó hacia el final: “Dentro de poco voy a trabajar en el cine Cartagena de Tacubaya,” sintiendo la necesidad de justificarse, agregando que era “sólo tres veces por semana."[27]

Por su parte, Eduardo Contreras Soto hace notar que al final de 1916, Jesús M. Acuña (1879-1945 o después), quien recientemente había sido asignado como director de la Orquesta Sinfónica Nacional, le pidió a Silvestre asumir la posición de primer violín en su orquesta, un nombramiento confirmado el 2 de enero de 1917.[28]

En una carta particularmente reveladora, escrita a sus padres el 17 de abril de 1917, Silvestre se defendió contra la acusación indirecta de que estaba “hueseando” indiscriminadamente: “... dices que te dijeron que iba a tocar a todas partes donde me llamaban, lo cual no es cierto, pues sólo una vez, por insistencia de Genaro y Carlos fuimos Alfonso y yo al hotel Londres.”[29]

No obstante sus estudios y trabajos colaterales, el

 
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