|
"Capricho húngaro" (para piano solo)
"Invernal para piano"
"Lied para piano"
"Lied para piano (fa menor)"
"Lied para piano (la mayor)"
"Mattinata para piano"
"Momento musical para piano"
"Otoñal, Tempo de vals para piano"
"Poema para piano"
"Primer estudio en si bemol para piano"
"Primer estudio en sol menor para piano y violín"
"Sonatina para piano"
"Tercer impromptu para piano"
"Tiempo de vals para piano"
"Vespertina para piano" [20]
Curiosamente, mientras que el número de obras fechadas en
1915 pareciera impresionante (alrededor de 21 piezas
musicales), las cartas de Silvestre no reflejan un interés
particular por la composición en aquel tiempo. Si acaso
revelan una marcada impaciencia por dominar los
rudimentos
|
|
del arte y una intensa frustración con sus estudios en
general, tal como revelan siguientes palabras a su madre el 5
de enero de 1916:
Yo estoy estudiando y he prometido al señor Tello que
aprenderé el contrapunto en cinco meses, y lo haré, créelo.
Nada mas que a veces un desaliento profundo me invade y sin
yo saber la causa, no tengo humor de estudiar, a veces hasta
dos o tres días me paso sin hacerlo, después me desespero, y
quién sabe qué ganas me dan de hacer; me acuerdo de ti, voy a
un templo, para ver si me conforto y no lo consigo, por más
que quiero tener ahí mi pensamiento; me lleno de una tristeza
indecible, pienso en el porvenir, pienso en mis ideales de
artista. ¿Sabes?, quisiera ser como los demás de mi edad, sin
preocupaciones, sin cuidados de ninguna especie, los veo que
tratan de divertirse, que no quieren tomar nada en serio,
mientras que yo ¡pienso tanto, quiero tanto, que no puedo
tomar nada a diversión![21]
Las reflexiones de Silvestre claramente trascendían el
ámbito de sus estudios. Vale preguntarse, sin embargo, si
los
|
|