obras donde con
frecuencia el compositor explícitamente
resalta la diferencia y los
conflictos del material
utilizado. Mayer-Serra logra apreciar el poder
expresivo de
la música que tiene en sus manos pero, al no poder
explicar
cómo funciona, recurre al concepto de espontaneidad. Es
la
suya una manifestación clara de cómo en la recepción de
Revueltas se
entrelazan -en forma fatal para su
entendimiento- una serie de
conceptos que si bien se leían
como elogios, también funcionaban como
una pantalla a través
de la cual sólo se observan las sombras y no
los personajes
reales. Vale la pena reproducir aquí los renglones
que
anteceden a la descripción de
Sensemayá antes
citada:
Lo mismo ocurre con los poemas orquestales de Revueltas:
los
elementos constructivos no se compenetran, ni se
desarrollan
orgánicamente. Si, a pesar de ello, sus obras son de un
efecto homogéneo, eso
se debe tanto a su apreciación muy
segura del alcance de su fuerza
plasmadora, como a la
singular frescura, agilidad, empuje e
intuición de su talento
musical. Revueltas se dio perfecta cuenta de ese
problema,
que le estuvo preocupando hasta los últimos días de su
vida.
Sólo en una ocasión, en su poema sinfónico
Sensemayá...