1934, dos grupos: "Rin-Rin", que dirigió primero Germán Cueto
y luego Roberto Lago, y "Comino", que al principio estuvo a
cargo de Leopoldo Méndez, luego de Ramón Alva de la Canal y
después, hasta 1948, de su hermana Loló. Un tercer cuadro, el
"Teatro Periquito", que había de formarse dos o tres años más
tarde, tuvo a Graciela Amador como Directora. En fin, a
partir de 1939 "Rin-Rin" se convierte en el Teatro Guignol
"El Nahual", que yo dirijo. [3]
El grupo Rin-Rin lo dirigió el célebre artista plástico
Germán Cueto -especialista por cierto en la confección de
máscaras-, hasta que se divorció de Dolores Velázquez, la
cual empleaba por aquellos días el nombre artístico de "Lola
Velázquez Cueto" -mientras estuvo casada con Germán-, y que
poco después cambió al nombre por el que hoy la recordamos:
Lola Cueto, conservando el apellido de su ex marido. A pesar
del cambio de director, de Cueto por Lago, el grupo Rin-Rin
continuó con sus proyectos y con su repertorio, y en ellos el
trabajo de Lola Cueto fue fundamental: ella creaba los
muñecos y muchos de los personajes de las obras. Por ello se
la puede considerar como la animadora principal del grupo. No
se conserva mucha documentación sobre las representaciones de

estos grupos escolares e infantiles durante aquellos años,
por la naturaleza misma de tales representaciones, en las
escuelas y sitios públicos, la mayoría de las veces sin
carteles ni programas de mano; mucho de lo que hoy podemos
averiguar acerca de aquellos años se ha venido heredando como
tradición oral, por parte de los sobrevivientes, como la hija
de Lola Cueto, Mireya, ella misma también una célebre y
destacada artista de los títeres. [4]

Como lo cuenta Lago, a principios de 1933 los integrantes
del Teatro del Niño se sintieron listos para presentar su
trabajo, y ofrecieron lo que llamaron una "presentación
piloto" ante funcionarios de la SEP, en especial Narciso
Bassols y, según Mireya Cueto, también Carlos Chávez.
Arqueles Vela reseñó esta presentación el 15 de marzo en El
Nacional, y allí contó en qué había consistido: un programa
integrado por tres obras, Comino de Germán List Arzubide, El
Gigante Melchor de Elena Huerta Múzquiz y Muñecos armados, de
Lola Cueto y Enrique Assad. [5] Es curioso que, para la fecha
de esta presentación, no figurara todavía el nombre del
Renacuajo ni la obra misma, a pesar de que su música ya