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Son cartas de un adolescente, sí, pero al mismo tiempo son
algo más que las simples cartas de un adolescente. Entre sus
exaltadas líneas románticas se filtran, a veces,
preocupaciones que ya son mas hondas y verdaderas, que ya no
indican tan sólo la obligada crisis de crecimiento en un
joven de sensibilidad fina e impresionable, sino la certeza
de una premonición como ésta de saberse destinado a "soñar
con otra vida que no existe", y que será, en fin de cuentas,
el conflicto crucial donde Silvestre se despedace sin cesar,
a lo largo de su vida entera.

La crisis juvenil de Silvestre -y ya no saldrá jamás de
ella-, llega a tomar caracteres muy graves, durante su
estancia en la ciudad de México, a los diecisiete años.
Entonces pide a sus padres, con acentos de verdadera angustia
-ahora, en rigor, el sufrimiento es auténtico, apremiante- le
permitan abandonar la capital y volver a la provincia, donde
espera "descansar de (su) fatiga moral". La carta en que
Silvestre dice esto, resulta muy elocuente también por cuanto
a la vigilancia y al cuidado, en verdad lleno de cariño y
amorosa preocupación de parte de mis padres, hacia el



 

desarrollo profesional de Silvestre como músico. Se conoce
que le habrían reclamado por malbaratar su tiempo y la
categoría a que aspiraba en el ejercicio de la música al
andar tocando el violín aquí y allá, con riesgo de
convertirse en un ejecutante de "music hall", y la
perspectiva desalentadora de quedarse ello.

Dice así la carta de Silvestre (fechada el 17 de abril de
1917):

Hace dos días recibí la carta de mi mamá y las líneas que
pusiste al final, por las que vi no han recibido mis cartas.
También dices que te dijeron que iba a tocar a todas partes
donde me llamaban, lo cual no es cierto, pues sólo una vez,
por insistencia de Genaro y Carlos fuimos Alfonso y yo al
hotel Londres.

Mis estudios siguen bien, sólo que mi entusiasmo ha decaído
por completo, y mi único deseo es ir a Durango, con la
esperanza de encontrar algo de paz para mi alma. Mi vida aquí
es insoportable y estéril, y yo no quiero que sea así, quiero

 
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